La disfemia o tartamudez es un trastorno relativamente frecuente en la infancia, aunque puede persistir en la edad adulta. La persona con tartamudea cuando repite sonidos sílabas “ga-ga-ga-to”, cuando algunos sonidos se pronuncian durante más tiempo “gaaaaaaato” o cuando la palabra se atasca y no se puede pronunciar.

Es un trastorno de la fluidez del habla, caracterizado por repeticiones o bloqueos espasmódicos que afectan al ritmo del lenguaje y a la   melodía del discurso, con repeticiones o prolongaciones involuntarias de sonidos, silabas o palabras monosílabas.

Afecta aproximadamente al 5% de los niños y al 2% de las niñas de cinco años, sobre los tres años de edad puede aparecer una disfemia evolutiva o inicial, que coincide con la maduración de la estructura sintáctica del lenguaje y que desaparece espontáneamente, tan solo un 1% continúa con el problema de manera crónica.

Entre los tres y seis años, ante situaciones nuevas como, el nacimiento de un hermano, la entrada en el colegio, la pérdida de un familiar…., puede aparecer un tartamudeo temporal (tartamudeo episódico). Si el trastorno progresa y la tartamudez se va instaurando, el niño/a entre los ocho y doce años es consciente del problema y utiliza estrategias inadecuadas para no tartamudear, agravando el problema y evitando este tipo de situaciones, ya que la discontinuidad verbal característica de la disfemia suele acompañarse de miedo a hablar y de movimientos involuntarios lo que la convierten en un trastorno del habla y de la comunicación social. 

Dependiendo de cuáles sean las alteraciones que se presenten al habla, existen diferentes categorizaciones de la tartamudez:

Disfemia tónica

El habla se ve interrumpida totalmente, parece que la persona necesita tomar aliento. Al cabo de unos minutos, pronuncia las palabras de manera rápida y luego, nuevamente se produce el silencio.

 

Disfemia tónica-clónica. 

Es la más frecuente y es una combinación de la disfemia tónica y clónica.

 

Disfemia clónica: 

Reiteración involuntaria de ciertas sílabas. La persona se da cuenta de la repetición, pero no lo puede controlar. Las palabras suenan de manera explosiva. Intenta tres o cuatro veces decir una palabra, y a la cuarta o quinta vez la puede expresar.


Aunque no se sabe exactamente la causa, se cree que estos son los factores más importantes:

Diferencias en el funcionamiento de los hemisferios cerebrales: diversas investigaciones han demostrado que sus hemisferios cerebrales se activan de manera distinta.

Causas genéticas: Los hijos de una persona con disfemia tiene una probabilidad mayor de ser tartamudo. Los genes se expresan de manera diferente, alterando la comunicación entre las neuronas encargadas de la zona del habla en el cerebro y las neuronas que mueven los músculos necesarios para hablar.

Lesiones cerebrales: Los traumatismos y los infartos cerebrales provocan lesiones en el cerebro que pueden causar tartamudez.

Causas psicológicas y sociales: Cuando un niño muestra problemas en el uso del lenguaje sufre situaciones que le son desfavorables, unas por la burla de sus compañeros, la impaciencia de los maestros, de su familia,….se mina su autoestima y la confianza en si mismo, añadiéndose otro factor que es la ansiedad, al tartamudear se incrementa ya ansiedad y entra en círculo vicioso del que le es difícil salir.

La taquisfemia causa una aceleración del habla; el niño habla de una forma precipitada y excesivamente rápida, omitiendo sonidos y sílabas (“se come las palabras”) y produciendo muchos errores. Se dan casos de taquisfemia entre el 1% y el 1,5% de los niños de 7 años.