¡Una Nueva Etapa!

Las personas cada vez vivimos más, y además queremos vivir mejor y ser protagonistas de nuestra propia vida, también es cierto, que esta etapa de la vida es de profundos cambios en la sociedad y en nosotros mismos. No hay que olvidar que el envejecimiento es un proceso marcado por la vida, las circunstancias y la persona. La combinación de estos múltiples elementos explica porque nos encontramos distintos procesos de envejecimiento y numerosas formas de envejecer. En el envejecimiento cuentan los factores genéticos, las mejoras sanitarias, pero la diversidad se debe fundamentalmente a las acciones y a las conductas de las personas a lo largo de su vida, incluida la etapa de envejecimiento propiamente dicha.

 

Ya la OMS en 2002 reconoce que, aunque los determinantes del envejecimiento son múltiples y variados, son de especial importancia los aspectos psicológicos y conductuales; e indica que un mejor afrontamiento de este momento de la vida marca el presente y el futuro de las personas mayores. Todo esto está recogido en el modelo denominado “Envejecimiento Activo” (OMS 2002).

 

El envejecimiento activo es el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen y por tanto respalda su derecho a ser independientes, autodesarrollarse y participar en la sociedad de acuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades. Permitiendo a las personas alcanzar su potencial de bienestar, físico, social y mental en todo el ciclo vital y favorecer el desarrollo de las habilidades necesarias para afrontar mejor esta etapa de la vida; para ello propone trabajar en:

  • La reducción de los factores de riesgo asociados a la enfermedad, incrementando la protección de la salud, a través de los hábitos saludables y ejercicio físico.
  • La promoción de los factores de protección del funcionamiento cognitivo.
  • La mejora del control emocional y del afrontamiento positivo.
  • El apoyo a la participación psicosocial.

Con el objetivo de prevenir la dependencia, promocionar la autonomía personal y proteger sus derechos.

Sin olvidar que es una etapa de la vida de profundos cambios, algunos en un corto espacio de tiempo, a los que hay que adaptarse, algunos de ellos:

La ocupación del tiempo deja de girar en torno al trabajo y pasa a depender de nuestra propia organización, además de incrementarse. Al principio lo vivimos como unas largas vacaciones, pero después hay que organizarlo y disfrutarlos con nuevas inquietudes, ocio, actividades placenteras,….

“El tiempo hay que vivirlo con nuevas metas y retos, no solo pasarlo”.

Reducción del círculo social, ya no compartimos tanto tiempo con los compañeros de trabajo, por lo que es un tiempo para incrementar el tiempo que pasamos con otros amigos y de incrementar nuestro círculo social.

“La soledad y estar solos depende de nosotros”.

El paso de una vida laboralmente activa a la jubilación.

“Un día nos acostamos siendo trabajadores y al día siguiente nos levantamos siendo jubilados”.

La jubilación supone, por un lado, un incremento del tiempo de convivencia de la pareja, y por otro, una nueva organización de la convivencia y de la relación, unas veces no se jubilan al mismo tiempo, otras si uno de los dos no ha trabajado ya había organizado su tiempo, de hecho, en esta etapa de la vida, se produce un incremento en la tasa de rupturas de pareja.

“No olvides, las dificultades se pueden superar, has superado muchas a lo largo de la vida”.

 

Se incrementa de la posibilidad del fallecimiento de amigos, pareja, familiares,.. lo que favorece que la persona viva una situación de duelo, lo que a veces también le hace más consciente de su etapa vital en la que se encuentran.

“Hay que disfrutar la vida día a día, no hay que dejarlo para mañana”.

A veces, hay que colaborar en la crianza de los nietos y no es una tarea fácil pasamos mucho tiempo con ellos, pero no somos sus padres, somos los abuelos. Otras veces hay que cuidar a los padres, caca vez conviven más tres o cuatro generaciones juntas.

“Para ser un buen cuidador, la primera persona que te tiene que cuidar eres tú”.

Sin olvidarnos los cambios tanto orgánicos, como físicos, como cognitivos o la aparición de enfermedades crónicas.

“La enfermedad no se elige como vivirla si”.

Todos estos cambios y su afrontamiento pueden favorecer que aparezcan:

 Trastornos del sueño-vigilia. 

Dificultades para afrontar enfermedades crónicas.

Duelos Patológicos.

 

 


Si tienes alguna dificultad es hora de contactar con un psicólogo. Desde Conducta y Salud contamos con un departamento especializado en psicología de la persona mayor, en el que se analiza cada caso.Si te dices “no sé qué hacer”, es el momento de acudir a un profesional para que te de la respuesta.

Afrontar los cambios no es una tarea fácil

Lo que nos hace sentir mal no son las dificultades, es no saber cómo afrontarlas

 

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